Hablar de la relación entre arte y educación en la actualidad, nos lleva a pensar en todas las posibles variables que esto implica, existen diferentes tensiones entre el arte y la educación, por lo que es bueno ubicar desde que lugar aparece la pregunta, por ejemplo, ¿hablamos de una educación artística? O tal vez de ¿herramientas del arte aplicadas a la pedagogía? o quizá la pregunta está enfocada en las ¿posibles pedagogías del arte al servicio de la educación escolar? sin importar cuál sea el caso, existe un factor vinculante que, a nuestro parecer, es fundamental para dar sentido a cualquiera de las preguntas anteriores y me refiero a la creatividad. En este orden de ideas, es bueno entender o aproximarnos a esto que posiblemente sea la creatividad.

 La palabra creatividad proviene de “creare” en latín, que significa: engendrar, producir, crear. A su vez la palabra se emparenta con “crescere”: crecer. De esta manera, cuando se habla de creatividad, se habla de un cambio total en la manera de observar y de leer, tanto a nosotros como al mundo y los contextos que devienen de este, generando una luxación en el mundo desde el hacer que propende por lo nuevo, es necesario entonces para utilizar la creatividad, ser críticos con lo que somos y con lo que representamos, y es aquí, donde los procesos del arte y la estética nos permiten desarrollar mecanismos de 

creatividad, liberados de la racionalidad absoluta que, de alguna manera coarta el campo de lo sensible expandido.

Con las prácticas artísticas como motor que potencia la creatividad en los procesos de enseñanza y aprendizaje el Liceo Taller San Miguel aparece como un lugar en el cual suceden cosas de una manera creativa y crítica,  un lugar propicio para llevar a cabo cualquier proceso creativo, entendiendo estos desarrollos desde el hacer como una movilización del pensamiento hacia la materialización de ideas, fortaleciendo cada día más la creatividad que viven los estudiantes y maestros de la institución.

Es importante resaltar también que, desde las metodologías y los espacios de taller del área de artes que, además cuentan con herramientas muy importantes para la producción de obra como prensa de grabado y horno para cerámica, se generan laboratorios de creación donde lo experimental y el uso de diferentes materiales y técnicas permite a los estudiantes desarrollar de la mejor manera sus procesos creativos, todo lo anterior aunado a los esfuerzos de una planta docente  comprometida, quienes en un conjunto de potencias generan de la mejor forma la movilización del conocimiento.  

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"La palabra experimental es válida, siempre que se entienda no como la descripción de un acto que luego será juzgado en términos de éxito o fracaso, sino simplemente como un acto cuyo resultado es desconocido.” (John Cage. 1912 - 1992). 

El concepto de laboratorio en el imaginario colectivo del contexto escolar, ha estado casi siempre más cercano a las áreas del conocimiento en las que se potencia el quehacer científico: la física, la matemática, la química, entre otras áreas, espacios para el ensayo, el error y un accionar encaminado a encontrar resultados a partir de procedimientos minuciosos y búsquedas concretas.

En las prácticas estético-artísticas hoy, el laboratorio aparece como un activador para implementar metodologías en el campo de la investigación-creación, basándonos en mecanismos diversos de búsquedas azarosas, encuentros con lo desconocido y entrando a veces en un juego en el que el resultado puede ser inesperado. Es así como en el área de artes visuales del Liceo Taller San Miguel, se abordan los diferentes lenguajes artísticos tradicionales como lo son el grabado, la pintura y el dibujo de una forma experimental, lenguajes que actúan como incitadores para nuevos procesos que involucran el abordaje de conceptos, el uso de otros materiales y el potenciar experiencias creativas propias de la  contemporaneidad. Es importante también resaltar el uso de los nuevos medios como forma de expandir el mundo creativo, todo con el objeto de estimular a los estudiantes a plasmar sus realidades, crear universos imaginarios, usar su cotidianidad como tema y motivarlos a construir una mirada propia del mundo desde su lado más sensible y crítico.  

Es importante resaltar que las diferentes tecnologías nos han proporcionado elementos para construir nuevas posibilidades de creación, aquí lo

experimental aparece como ejercicio latente para vincular diversos medios en la producción artística, donde el uso de lo digital y lo análogo nos ha servido para involucrarnos en procesos intermediales, en los que se han abordado lenguajes como el video, la animación, la electrónica creativa y la experimentación sonora; esta última nos ha sumergido en nuevos universos en los que, a partir de ejercicios creativos tales como el caminar como práctica estética, la escucha como sentido latente y la plástica del sonido, nos ha abierto nuevos horizontes para desarrollar ideas, apropiándonos de lo auditivo como material distante a lo musical, haciendo uso de dispositivos móviles como herramienta, el internet como plataforma y las apps como insumos productivos en las artes.

Teniendo en cuenta lo anterior, en el contexto escolar es importante evitar percibir las artes como una asignatura más, alejada de las otras áreas del conocimiento, las acciones aquí realizadas se manifiestan en un lugar propicio para potenciar el ser creativo, el cual se exterioriza en todos los procesos cognitivos del estudiante; acciones que en el laboratorio artístico se hacen evidentes no solo mediante un producto final, el cual no se debe juzgar bajo el ojo relativo de lo bello, sino como un mecanismo de construcción y de-construcción de pensamiento.   El taller de artes ha pasado de ser un recinto en el que hay un maestro y unos aprendices que siguen las enseñanzas de un líder en el que hacer técnico, a convertirse en un espacio de creación colectiva, donde todos desde sus propias habilidades aportan a los procesos del grupo, convirtiendo al docente en un activador que proporciona herramientas conceptuales para que dicha experiencia sea relevante para el desarrollo individual, teniendo en cuenta la educación artística como un dispositivo para la construcción de conocimiento, emancipación y transformación cultural.